Ninguno de nosotros es tan bueno como todos juntos
– Ray Kroc –

Hace tiempo llegó a mis manos un libro titulado Las voces del desierto (Marlo Morgan) que habla de los orígenes del ser humano cuando vivía en tribus y la supervivencia sólo era posible conviviendo de manera conjunta.

El libro cuenta la historia de la última tribu de aborígenes de Australia, que decide extinguirse de manera voluntaria y eligen a una mujer occidental, con una vida en la ciudad con los bienes materiales cotidianos y una rutina “común”, para que viva varios meses con ellos en el desierto, cuente su historia y deje constancia de su legado.

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PERO ENTONCES ¿QUÉ TIENE QUE VER EL LIBRO CON LOS EQUIPOS?

Pues todo. Porque el libro nos cuenta de dónde venimos y cuál es nuestra esencia natural viviendo en comunidad. Y esto es aplicable a cualquier área de nuestra vida. La autora nos cuenta cómo los aborígenes viven en el desierto en armonía con la naturaleza sin ningún tipo de bien material, donde cada uno aporta sus dones al grupo. Ellos tenían un conocimiento profundo del cuerpo y de los ciclos naturales y, especialmente, una profunda CONEXIÓN y CONFIANZA en el grupo.

Y en esta forma de vivir tan salvaje, la única apuesta segura de las tribus que nos precedieron era jugar en equipo. Porque sabían y aceptaban que nadie, solo, podía sobrevivir . Donde uno no llegaba, llegaban los otros. Y ahí residía su poder, en no compararse ni intentar hacerlo todo ellos solos, si no en entregar al grupo sus dones naturales y permitirse recibir de los demás.

Y ojo que con esto no quiero faltar hacia el progreso y algunas maravillas que nos facilita la vida como una buena ducha de agua caliente. Pero en algún momento, en todo ese progreso, hemos dejado de cooperar para luchar y, sin saberlo, nos desconectamos de nosotros mismos, de la vida y de los demás. Y perdimos nuestro poder. Y eso no es progreso.

En esencia, somos animales de manada que necesitamos convivir y trabajar en conjunto para vivir en armonía, con alegría y sin la ansiedad que se mete en la cama con nosotros. Por eso los animales que siguen conectados, presentes y ajenos a la locura mental de los humanos, siguen trabajando en manada en perfecta sincronía.

ALGUNOS EJEMPLOS DEL TRABAJO EN EQUIPO DE LA NATURALEZA

Las hormigas no podrían sobrevivir a los inviernos si no repartieran las tareas para conseguir alimento. ¿Sabías que, además, cada una es asignada a la labor que mejor pueda realizar?

Los lobos, además de cazar en grupo para maximizar sus probabilidades de éxito al derribar presas grandes, viven en manadas para proteger a las crías y a los individuos más débiles.

Y esas V que forman algunas aves a la hora de volar es para apoyarse mutuamente y ser más eficientes en vuelo: El ave que va en primer lugar rompe la resistencia del aire, por lo tanto, los siguientes miembros del grupo gastan menos energía.

Y éstos son sólo algunos ejemplos.

LA VIDA EN EQUIPO, LA VIDA MEJOR

Los aborígenes conocían el funcionamiento natural de la cooperación y decidieron extinguirse cuando vieron que no era posible seguir llevándolo a cabo por las nuevas formas de vida establecidas.

¿Queremos seguir desafiando a la naturaleza o rendirnos ante la evidencia de que, en conjunto como las aves, volamos más ligeros y más rápido? Sin olvidar, además, que la vida sabe mejor y es mucho más divertida.

Y COMO NO ES LO MISMO LEERLO QUE VIVIRLO…

Celia ManjavacasPeriodista, Responsable de Contenidos y Comunicación en The Cross Experience
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