“Dudo que algún día un ordenador o un robot logre igualar la intuición del intelecto humano.”
Isaac Asimov

Tengo un presentimiento, una intuición…..
Cuántas veces hemos oído, o hemos dicho esto a lo largo de nuestra vida…. Probablemente muchas más de las que recordamos o reconocemos. Y probablemente, otras tantas nos hayan dicho que con la intuición no se avanza, no se llega a ningún sitio y que necesitamos datos, razonamiento y una base empírica.
Mucho se ha escrito sobre la intuición (hasta John Lennon compuso una canción con este título para los Beatles!) a lo largo de la historia ha habido pensadores y corrientes tanto a favor como en contra de la existencia o utilidad de la intuición, a día de hoy parece claro que este modo de “actuar” de nuestra mente nos ha servido para sobrevivir como especie y saber qué hacer de manera inmediata allá donde no había tiempo para preguntar, recoger o analizar más información, y parece que también en la actualidad: el 58% de las decisiones estratégicas en las organizaciones se toman de manera intuitiva (Estudio PWC).

Dice la RAE que la Intuición es:

1. f. Facultad de comprender las cosas instantáneamente, sin necesidad de razonamiento.
2. f. Resultado de intuir.
3. f. coloq. presentimiento.
4. f. Fil. Percepción íntima e instantánea de una idea o una verdad que aparece como evidente a quien la tiene.

La palabra viene del latín, conjugando la preposición in (hacia el interior) y el verbo latino tueri (mirar, observar, contemplar, mirar por algo, protegerlo)

Y aquí podemos entender un poco mejor qué es o de dónde viene la intuición, la intuición proviene del inconsciente y no responde a un patrón lineal. Nuestros sentidos recogen información (olores, imágenes, sonidos…) y nuestro cerebro mira hacia sí mismo y busca en su interior, en su memoria a largo, experiencias pasadas e información que hemos ido recogiendo y almacenando de manera consciente e inconsciente…. Nuestro cerebro conecta lo almacenado con lo que está viviendo en el presente e intenta protegerlo.

Probablemente estemos de acuerdo en que parece fácil entender este mecanismo aparentemente sencillo, pero que poder llevarlo a la práctica resulta algo más complejo, sobre todo si consideramos que nuestro cerebro habrá de tener una gran “base de datos” de información consciente e inconsciente y de experiencias con las que conectar. Y la gran pregunta es: cómo se construye esa base de datos? 3 propuestas:

1.- Levanta la cabeza del móvil! La tecnología nos ayuda, nos ayuda mucho y nos hace la vida más fácil, ya no entenderíamos nuestra vida sin un navegador para llegar a nuestras citas, sin llevar la agenda en la mano, sin consultar las opiniones del hotel antes de hacer una reserva o reservar un restaurante en un clic. Pero nos estamos perdiendo todo lo que pasa a nuestro alrededor, los sonidos, los olores, la entonación y los gestos en una conversación…. Así que lo primero sería dejar la pantalla a un lado y observar, escuchar, oler, tocar…. Empaparnos de todo lo que pasa a nuestro alrededor y con lo que luego nuestro cerebro podrá conectar

2.- Deja que tu cerebro juegue! Vivimos en la era de la ocupación, rellenamos todo nuestro tiempo con todo tipo de actividades, vamos tarde a todos sitios, en cuanto una hora de la agenda está en blanco buscamos algo para hacer, alguien con quien quedar, una actividad adicional…. No hay hueco para aburrirnos, para que nuestro cerebro invente o cree, todo está dado. Cada vez hay más evidencias de los beneficios de “aburrirse” para nuestro cerebro (y el de nuestros hijos) de darle ese tiempo para crear y fabular.

3.- Experimenta! Ya que nos va a costar dejar un ratito en blanco en la agenda, intenta que ésta tenga alguna actividad que te permita vivir experiencias nuevas que alimenten la “base de datos” de tu cerebro: cuánto hace que no vas al teatro? atrévete a aprender a pintar o a tocar un instrumento, aventúrate por un barrio desconocido de tu ciudad, prueba un tipo de comida nuevo o apúntate a una clase de cocina, te gustaría un taller de escritura creativa o de teatro?  En definitiva, actividades que van a requerir toda tu atención y que te van a permitir experimentar y disfrutar. Y esa sensación de disfrute permitirá a tu cerebro activar conexiones que serán útiles en situaciones futuras (incluso si después de un par de clases decides que tocar el piano no es lo tuyo 😊).

4.- Une los puntos! En la era de las micro tareas, aléjate un poco e intenta ver todo el cuadro. No te quedes en las partes, conecta los puntos para obtener el todo. De esta manera será más fácil entender las secuencias de acontecimientos y la causa/efecto de lo que ocurre a tu alrededor.

En definitiva, observa, procesa y experimenta. Permítete conectar, con el entorno, con los otros y deja así que tu mente también conecte.

Delia CarmonaTalent Management&Organizational Development